viernes, 26 de abril de 2013

El gran amor

"Nos hicieron creer que el “gran amor”, sólo sucede una vez, generalmente antes de los 30 años. No nos contaron que el amor no es accionado, ni llega en un momento determinado. Las personas crecen a través de la gente. Si estamos en buena compañía, es más agradable.

Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja, y que la vida sólo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad. No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie en la vida merece cargar en las espaldas, la responsabilidad de completar lo que nos falta.

Nos hicieron creer en una fórmula llamada "dos en uno": dos personas pensando igual, actuando igual, que era eso lo que funcionaba. No nos contaron que eso tiene nombre: anulación. Que sólo siendo individuos con personalidad propia, podremos tener una relación saludable.

Nos hicieron creer que el casamiento es obligatorio y que los deseos fuera de término, deben ser reprimidos. Nos hicieron creer que los lindos y delgados son más amados. Nos hicieron creer que sólo hay una fórmula para ser feliz, la misma para todos, y los que escapan de ella están condenados a la marginalidad. No nos contaron que estas fórmulas son equivocadas, frustran a las personas, son alienantes, y que podemos intentar otras alternativas.

Ah!, tampoco nos dijeron que nadie nos iba a decir todo esto... cada uno lo va a tener que descubrir solo. Y ahí, cuando estés muy enamorado de ti, vas a poder ser muy feliz y te vas a enamorar de alguien.
Vivimos en un mundo donde nos escondemos para hacer el amor… aunque la violencia, se practica a plena luz del día..."

John Lennon.

martes, 9 de abril de 2013

La mujer y el león



Se decía que en una aldea en Etiopía, un hombre y una mujer, viudos, aunque jóvenes, deciden formar juntos una nueva familia. Pero hay un problema, el hombre tiene un hijo de corta edad, que no ha superado aún la muerte de su madre. Ésta le prepara los platos especiales, le confecciona bonitas prendas y se comporta, siempre amablemente con él, pero el niño, ni siquiera le dirige la palabra.


La mujer acude al hechicero:

-¿Qué puedo hacer para que mi hijo me acepte como madre ?-

-Me has de traer tres pelos del bigote de un león - le dice el sabio a la mujer.

La mujer se va preocupada, preguntándose cómo le podía sacar tres pelos a un león sin ser devorada, pero decide intentarlo por el bien de su familia.

Cuando al fin encuentra al león, guarda una distancia prudencial, temerosa de acercarse. Permanece largo rato observándonlo de lejos.

La espera se hace interminable hasta que la mujer decide ofrecerle comida. Después de acercarse un poco más le deja un pedazo de carne y se aleja. Y cada día hace lo mismo.

Poco a poco, el león se acostumbra a la presencia de la mujer, hasta que ésta pasa a formar parte de su vida. Un día, cuando el león está dormido le arranca tres pelos del bigote sin problemas.

Pero antes de llevarle los pelos al hechicero comprende que su problema está resuelto:

HA HALLADO EL VALOR DE LA PACIENCIA.

Como el león, debe acercarse al niño poco a poco, esperando fielmente, respetando su actitud y su territorio... hasta conquistar su corazón con su paciencia.

DESCONOCIDO

jueves, 4 de abril de 2013

El cuento de las herramientas


En un pequeño pueblo, existía una diminuta carpintería famosa por los muebles que allí se fabricaban. Cierto día las herramientas decidieron reunirse en asamblea para dirimir sus diferencias. Una vez estuvieron todas reunidas, el martillo, en su calidad de presidente tomó la palabra.

-Queridos compañeros, ya estamos constituidos en asamblea. ¿Cuál es el problema?. -Tienes que dimitir- exclamaron muchas voces.

-¿Cuál es la razón? – inquirió el martillo. -¡Haces demasiado ruido!- se oyó al fondo de la sala, al tiempo que las demás afirmaban con sus gestos. -Además -agregó otra herramienta-, te pasas el día golpeando todo.

El martillo se sintió triste y frustrado. _Está bien, me iré si eso es lo que queréis. ¿Quién se propone como presidente?.

-Yo, se autoproclamó el tornillo -De eso nada -gritaron varias herramientas-.Sólo sirves si das muchas vueltas y eso nos retrasa todo.

-Seré yo -exclamó la lija- -¡Jamás!-protesto la mayoría-. Eres muy áspera y siempre tienes fricciones con los demás.

-¡Yo seré el próximo presidente! -anuncio el metro. -De ninguna manera, te pasas el día midiendo a los demás como si tus medidas fueran las únicas válidas – dijo una pequeña herramienta.

En esa discusión estaban enfrascados cuando entró el carpintero y se puso a trabajar. Utilizó todas y cada una de las herramientas en el momento oportuno. Después de unas horas de trabajo, los trozos de madera apilados en el suelo fueron convertidos en un precioso mueble listo para entregar al cliente. El carpintero se levanto, observo el mueble y sonrió al ver lo bien que había quedado. Se quitó el delantal de trabajo y salió de la carpintería.

De inmediato la Asamblea volvió a reunirse y el alicate tomo la palabra: “Queridos compañeros, es evidente que todos tenemos defectos pero acabamos de ver que nuestras cualidades hacen posible que se puedan hacer muebles tan maravillosos como éste”. Las herramientas se miraron unas a otras sin decir nada y el alicate continuo: “son nuestras cualidades y no nuestros defectos las que nos hacen valiosas. El martillo es fuerte y eso nos hace unir muchas piezas. El tornillo también une y da fuerza allí donde no actúa el martillo. La lija lima aquello que es áspero y pule la superficie. El metro es preciso y exacto, nos permite no equivocar las medidas que nos han encargado. Y así podría continuar con cada una de vosotras.

Después de aquellas palabras todas las herramientas se dieron cuenta que sólo el trabajo en equipo les hacia realmente útiles y que debían de fijarse en las virtudes de cada una para conseguir el éxito.

jueves, 21 de marzo de 2013

¿Qué es el amor?

Uno de los niños de una clase de educación infantil preguntó:
Maestra… ¿qué es el amor?

La maestra sintió que la criatura merecía una respuesta que estuviese a la altura de la pregunta inteligente que había formulado. Como ya estaban en la hora del recreo, pidió a sus alumnos que dieran una vuelta por el patio de la escuela y trajeran cosas que invitaran a amar o que despertaran en ellos ese sentimiento. Los pequeños salieron apresurados y, cuando volvieron, la maestra les dijo:


Quiero que cada uno muestre lo que ha encontrado.

El primer alumno respondió:
Yo traje esta flor… ¿no es bonita?

A continuación, otro alumno dijo:

- Yo traje este pichón de pajarito que encontré en un nido… ¿no es gracioso?


Y así los chicos, uno a uno, fueron mostrando a los demás lo que habían recogido en el patio.

Cuando terminaron, la maestra advirtió que una de las niñas no había traído nada y que había permanecido en silencio mientras sus compañeros hablaban. Se sentía avergonzada por no tener nada que enseñar.

La maestra se dirigió a ella:
Muy bien, ¿y tú?, ¿no has encontrado nada que puedas amar?

La criatura, tímidamente, respondió:

- Lo siento, seño. Vi la flor y sentí su perfume, pensé en arrancarla pero preferí dejarla para que exhalase su aroma durante más tiempo. Vi también mariposas suaves, llenas de color, pero parecían tan felices que no intenté coger ninguna. Vi también al pichoncito en su nido, pero…, al subir al árbol, noté la mirada triste de su madre y preferí dejarlo allí…


Así que traigo conmigo el perfume de la flor, la libertad de las mariposas y la gratitud que observé en los ojos de la madre del pajarito. ¿Cómo puedo enseñaros lo que he traído?

La maestra le dio las gracias a la alumna y emocionada le dijo que había sido la única en advertir que lo que amamos no es un trofeo y que al amor lo llevamos en el corazón.


El amor es algo que se siente.

viernes, 15 de marzo de 2013

El escondite


Una vez se reunieron todos los sentimientos y cualidades de los hombres.

EL ABURRIMIENTO bostezaba, como siempre, cuando LA LOCURA les propuso:

- ¡Vamos a jugar al escondite!

LA INTRIGA levantó la ceja, intrigada, mientras LA CURIOSIDAD, sin poder contenerse,

preguntaba: ¿Al escondite? ¿Y cómo es eso?

- Es un juego -explicó LA LOCURA-, Yo me tapo la cara y comienzo a contar, desde uno hasta un millón. Ustedes se esconden, y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego.

EL ENTUSIASMO bailó, secundado por LA EUFORIA.

LA ALEGRÍA dio tantos saltos que terminó por convencer a LA DUDA, e incluso a LA APATÍA, a quien nunca le interesaba nada.

Pero no todos quisieron participar.

LA VERDAD prefirió no esconderse. ¿Para qué?, si al final siempre la hallaban.

LA SOBERBIA opinó que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido suya).

LA COBARDÍA prefirió no arriesgarse.

- Uno, dos, tres... -comenzó a contar LA LOCURA- La primera en esconderse fue LA PEREZA que, como siempre, se dejó caer tras la primera piedra del camino.

LA FE subió al cielo. LA ENVIDIA se escondió tras la sombra DEL TRIUNFO, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto.

LA GENEROSIDAD casi no alcanzaba a esconderse; cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos.

¿Que si un lago cristalino? Ideal para LA BELLEZA, pensaba.

¿Que si la hendija de un árbol? Perfecto para LA TIMIDEZ.

¿Que si el vuelo de la mariposa? Lo mejor para LA VOLUPTUOSIDAD.

¿Que si una ráfaga de viento? Magnífico para LA LIBERTAD.

Así terminó por ocultarse en un rayito de sol.






EL EGOÍSMO, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo... pero sólo para él.

LA MENTIRA se escondió en el fondo de los océanos (mentira, en realidad se escondió detrás del arco iris).

LA PASIÓN y EL DESEO se fueron juntos al centro de los volcanes.

EL OLVIDO... se me olvidó donde se escondió... pero eso no es lo importante.

Cuando LA LOCURA contaba 999.999,

EL AMOR aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado... hasta que divisó un rosal.

Enternecido, decidió esconderse entre sus rosas.

- ¡Un millón! - gritó LA LOCURA- y comenzó a buscar.

La primera en aparecer fue LA PEREZA, a solo tres pasos de la piedra más cercana.

Después escuchó a LA FE, en el cielo, discutiendo con Dios sobre teología.

A LA PASIÓN y EL DESEO los sintió en el vibrar de los volcanes.

En un descuido encontró a LA ENVIDIA, y así pudo deducir dónde estaba EL TRIUNFO.

AL EGOÍSMO no tuvo ni que buscarlo, el solito salió disparado de su escondite, que había resultado ser un nido de avispas.

De tanto caminar, LA LOCURA sintió sed; al acercarse al lago descubrió a LA BELLEZA.

Con LA DUDA resultó más fácil todavía: la encontró sentada sobre una cerca, sin decidir aún de que lado esconderse.

Así fue encontrando a todos, AL TALENTO entre la hierba fresca; a LA ANGUSTIA en una oscura cueva; a LA MENTIRA detrás del arco iris (mentira, estaba en el fondo del océano) y hasta EL OLVIDO... que ya se le había olvidado que estaba jugando al escondite.

Pero EL AMOR no aparecía por ningún sitio.

LA LOCURA buscó desesperada, detrás de cada árbol bajo, en el fondo de las lagunas, debajo de las piedras, en la cima de las montañas. Se volvió loca buscando.

Cuando estaba por darse por vencida, divisó un rosal.

Sonriendo, tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas.

De pronto se escuchó un doloroso grito.

¡Las espinas habían herido en los ojos AL AMOR!

LA LOCURA no sabía que hacer para disculparse.

Lloró, rogó, imploró, pidió perdón, y hasta prometió ser su lazarillo.



Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite, EL AMOR es ciego, y.................. LA LOCURA siempre lo acompaña



lunes, 4 de marzo de 2013

Vaso medio lleno o medio vacio

Una psicóloga en una sesión de gestión de estrés levantó un vaso de agua, todo el mundo esperaba la pregunta
¿Está medio lleno o medio vacío?
 Sin embargo, ella preguntó... ¿Cuánto pesa este vaso?
 Las respuestas variaron entre 200 y 250 gramos.
 Pero la psicóloga respondió... "El peso absoluto no es importante, depende de cuánto tiempo lo sostengo. Si lo sostengo 1 minuto, no es problema, si lo sostengo una hora, me dolerá el brazo, si lo sostengo 1 día, mi brazo se entumecerá y paralizará. El peso del brazo no cambia, pero cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado se vuelve."
 Y continuó: "El estrés y las preocupaciones son como el vaso de agua. Si piensas en ellos un rato, no pasa nada. Si piensas un poco más empiezan a doler y si piensas en ellos todo el día, acabas sintiéndote paralizado, incapaz de hacer nada.
 Es importante acordarse de dejar las tensiones tan pronto como puedas, al llegar a casa suelta todas tus cargas.

No las acarrees días y días." ¡¡¡ACUÉRDATE DE SOLTAR EL VASO!!!

domingo, 3 de marzo de 2013

El punto negro

Cierto día, un profesor entra al salón de clases y le dice a los alumnos que se preparen para una prueba sorpresa. Todos se pusieron nerviosos mientras el profesor iba entregando la hoja del examen con la parte frontal para abajo, de modo que no vieran lo que contenía hasta que él explicara en qué consistía la prueba.


-Una vez que entregó todas las hojas, les pidió que las dieran vuelta y miraran el contenido. Para sorpresa de todos, era una hoja en blanco que tenía en el medio un punto negro. Viendo la cara de sorpresa de todos sus alumnos, el profesor les dijo: ahora van a escribir una redacción sobre lo que están viendo.

Todos los jóvenes, confundidos, se pusieron a pensar y a escribir sobre lo que veían. Terminado el tiempo, el maestro recogió las hojas, las colocó en el frente del escritorio y comenzó a leer las redacciones en voz alta. Todas, sin excepción se referían al punto negro de diferentes maneras.

Terminada la lectura, el profesor comenzó a hablar de la siguiente manera:
- Este examen no es para darles una nota, les servirá como lección de vida. Nadie habló de la hoja en blanco, todos centraron su atención en el punto negro. Esto mismo pasa en nuestra vida, en ella tenemos una hoja en blanco entera, para ver y aprovechar, pero nos centramos en los puntos negros.

La vida es un regalo de la naturaleza, nos es dada con cariño y amor, siempre tenemos sobrados motivos para festejar, por nuestra familia, por los amigos que nos apoyan, por el empleo que nos da el sustento, por los milagros que nos suceden diariamente, y no obstante insistimos en mirar el punto negro, ya sea el problema de salud que nos afecta, la falta de dinero, la difícil relación con un familiar, o la decepción con un amigo.


Los puntos negros son mínimos en comparación con todo lo que diariamente obtenemos, pero ellos ocupan nuestra mente en todo momento. Saca tu atención de los puntos negros, aprovecha cada momento y SÉ FELIZ

lunes, 18 de febrero de 2013

El Anillo

Vengo maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no hago nada bien, que soy torpe, nadie me quiere. ¿Cómo puedo mejorar?, ¿qué puedo hacer para que me valoren más?

El maestro le dijo: -Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizá después... -Y haciendo una pausa agregó: -Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y tal vez después pueda ayudar.

-E... encantado maestro -titubeó el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.

-Bien -asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba puesto en el dedo pequeño de la mano izquierda y se lo dió al muchacho, agregó: -Toma el caballo que está ahí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa lo más rápido que puedas.

El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara, hasta que un viejito se tomó la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.

Después de ofrecer su joya a todo el que se cruzaba en su camino, y abatido por su fracaso, montó su caballo y regresó. Entró a la habitación, donde estaba el maestro, y le dijo:

-Maestro, lo siento pero no es posible conseguir lo que me pediste. Quizá pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que pueda engañar a nadie respecto al verdadero valor del anillo.

-Qué importante lo que dijiste, joven amigo -contestó sonriente el maestro -Debemos primero saber el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. Quién mejor que él para saberlo. Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto te da por él. No importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

Llegó a la joyería, el joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó, y luego dijo: -Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.

-58 monedas?! - exclamó el joven.

-Sí -replicó el joyero -Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... Si la venta es urgente...

El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.
-Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo. -Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor? Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda