domingo, 24 de junio de 2012

El Pescador

En cierta ocasión iba un ejecutivo paseando por una bonita playa vestido con sus bermudas (de marca), sus gafas de sol (también con marca muy visible), su polo (con mucha marca), su gorra (con marca destacada), su reloj (de marca y carísimo), su calzado deportivo (donde todo era marca), su móvil colgado de la cintura (el móvil con marca y la bolsa en la que colgaba, también) y su gomina en el pelo ( sin marca, pero tan abundante que uno podía adivinarla).

Eran las dos del mediodía cuando se encontró con un pescador que felizmente recogía sus redes llenas de pescado y amarraba su pequeña barca.

El ejecutivo se le acercó…

- ¡Ejem! Perdone, pero le he visto llegar con el barco y descargar el pescado… ¿No es muy temprano para volver de faenar?

El pescador le miró de reojo y, sonriendo mientras recogía sus redes, le dijo:

- ¿Temprano? ¿Por qué lo dices? De hecho yo ya he terminado mi jornada de trabajo y he pescado lo que necesito.

- ¿Ya ha terminado hoy de trabajar? ¿A las dos de la tarde? ¿Cómo es eso posible? – dijo incrédulo, el ejecutivo.

El pescador, sorprendido por la pregunta, le respondió:

-Mire, yo me levanto por la mañana a eso de las nueve, desayuno con mi mujer y mis hijos, luego les acompaño al colegio, y a eso de las diez me subo a mi barca, salgo a pescar, faeno durante cuatro horas y a las dos estoy de vuelta.
Con lo que obtengo en esas cuatro horas tengo suficiente para que vivamos mi familia y yo, sin holguras, pero felizmente.

Luego voy a casa, como tranquilamente, hago la siesta, voy a recoger a los niños al colegio con mi mujer, paseamos y conversamos con los amigos, volvemos a casa, cenamos y nos metemos en la cama, felices.

El ejecutivo intervino llevado por una irrefrenable necesidad de hacer de consultor del pescador:

- Verá, si me lo permite, le diré que está usted cometiendo una grave error en la gestión de su negocio y que el “coste de oportunidad” que está pagando es, sin duda, excesivamente alto; está usted renunciando a un pay-back impresionante. ¡Su BAIT podría ser mucho mayor! Y su “umbral de máxima competencia” seguro que está muy lejos de ser alcanzado.

El pescador se lo miraba con cara de circunstancias, mostrando una sonrisa socarrona y sin entender exactamente adónde quería llegar aquel hombre de treinta y pico años ni por qué de repente utilizaba palabras que no había oído en su vida. Y el ejecutivo siguió:

- Podría sacar muchísimo más rendimiento de su barco si trabajara más horas, por ejemplo, de ocho de la mañana a diez de la noche.

El pescador entonces se encogió de hombros y le dijo:

- Y eso, ¿para qué?

- ¿Cómo que para qué?! ¡Obtendría por lo menos el triple de pescado! ¡¿O es que no ha oído hablar de las economías de escala, del rendimiento marginal creciente, de las curvas de productividad ascendentes?!
En fin, quiero decir que con los ingresos obtenidos por tal cantidad de pescado, pronto, en menos de un año, podría comprar otro barco mucho más grande y contratar un patrón…

El pescador volvió a intervenir:

- ¿Otro barco? ¿Y para qué quiero otro barco y además un patrón?

- ¿Que para qué lo quiere? ¡¿No lo ve?! ¿No se da cuenta de que con la suma de los dos barcos y doce horas de pesca por barco podría comprar otros dos barcos más en un plazo de tiempo relativamente corto? ¡Quizá dentro de dos años ya tendría cuatro barcos, mucho más pescado cada día y mucho más dinero obtenido en las ventas de su pesca diaria!

Y el pescador volvió a preguntar:

- Pero todo eso, ¿para qué?

- ¡Hombre! ¡¿Pero está ciego o qué?! Porque entonces, en el plazo de unos veinte años y reinvirtiendo todo lo obtenido, tendría una flota de unos ochenta barcos, repito, ¡ochenta barcos! ¡Qué además serían diez veces más grandes que la barcucha que tiene actualmente!

Y de nuevo, riendo a carcajadas, el pescador volvió:

- ¿Y para qué quiero yo todo eso?

Y el ejecutivo, desconcertado por la pregunta y gesticulando exageradamente, le dijo:

- ¡Cómo se nota que usted no tiene visión empresarial ni estratégica ni nada de nada! ¿No se da cuenta de que con todos esos barcos tendría suficiente patrimonio y tranquilidad económica como para levantarse tranquilamente por la mañana a eso de las nueve, desayunar con su mujer e hijos, llevarlos al colegio, salir a pescar por placer a eso de las diez y sólo durante cuatro horas, volver a comer a casa, hacer la siesta,…?

El pescador respondió:

- ¿Y eso no es todo lo que tengo ahora?

jueves, 21 de junio de 2012

El príncipe chino





Se cuenta que allá para el año 250 A.C., en la China antigua, un príncipe de la región norte del país estaba por ser coronado emperador, pero de acuerdo con la ley, él debía casarse.

Sabiendo esto, él decidió hacer una competencia entre las muchachas de la corte para ver quién sería digna de su propuesta.

Al día siguiente, el príncipe anunció que recibiría en una celebración especial a todas las pretendientes y lanzaría un desafío.

Una anciana que servía en el palacio hacía muchos años, escuchó los comentarios sobre los preparativos. Sintió una leve tristeza porque sabía que su joven hija tenía un sentimiento profundo de amor por el príncipe.

Al llegar a la casa y contar los hechos a la joven, se asombró al saber que ella quería ir a la celebración. Sin poder creerlo le preguntó:

- "¿Hija mía, que vas a hacer allá? Todas las muchachas más bellas y ricas de la corte estarán allí. Sácate esa idea insensata de la cabeza. Sé que debes estar sufriendo, pero no hagas que el sufrimiento se vuelva locura"-

Y la hija respondió: - "No, querida madre, no estoy sufriendo y tampoco estoy loca. Yo sé que jamás seré escogida, pero es mi oportunidad de estar por lo menos por algunos momentos cerca del príncipe. Esto me hará feliz"-

Por la noche la joven llegó al palacio. Allí estaban todas las muchachas más bellas, con las más bellas ropas, con las más bellas joyas y con las más determinadas intenciones. Entonces, finalmente, el príncipe anunció el desafío: "Daré a cada una de ustedes una semilla. Aquella que me traiga la flor más bella dentro de seis meses será escogida por mí, esposa y futura emperatriz de China".

La propuesta del príncipe seguía las tradiciones de aquel pueblo, que valoraba mucho la especialidad de cultivar algo, sean: costumbres, amistades, relaciones, etc.

El tiempo pasó y la dulce joven, como no tenía mucha habilidad en las artes de la jardinería, cuidaba con mucha paciencia y ternura de su semilla, pues sabía que si la belleza de la flor surgía como su amor, no tendría que preocuparse con el resultado. Pasaron tres meses y nada brotó. La joven intentó todos los métodos que conocía pero nada había nacido.

Día tras día veía más lejos su sueño, pero su amor era más profundo. Por fin, pasaron los seis meses y nada había brotado.

Consciente de su esfuerzo y dedicación la muchacha le comunicó a su madre que sin importar las circunstancias ella regresaría al palacio en la fecha y hora acordadas sólo para estar cerca del príncipe por unos momentos.

En la hora señalada estaba allí, con su vaso vacío. Todas las otras pretendientes tenían una flor, cada una más bella que la otra, de las más variadas formas y colores. Ella estaba admirada. Nunca había visto una escena tan bella.

Finalmente, llegó el momento esperado y el príncipe observó a cada una de las pretendientes con mucho cuidado y atención. Después de pasar por todas, una a una, anunció su resultado.

Aquella bella joven con su vaso vacío sería su futura esposa. Todos los presentes tuvieron las más inesperadas reacciones. Nadie entendía por qué él había escogido justamente a aquella que no había cultivado nada. Entonces, con calma el príncipe explicó:

- "Esta fue la única que cultivó la flor que la hizo digna de convertirse en emperatriz: la flor de la honestidad. Todas las semillas que entregué eran estériles"

miércoles, 13 de junio de 2012

¿Quién es tu mamá?

- - - -Mamá es esa señora que lleva en el bolso un pañuelo con mis mocos, un paquete de toallitas, un chupete y un pañal de emergencia.

- Mamá es ese cohete tan rápido que va por casa disparado y que está en todas partes al mismo tiempo.

- Mamá es esa malabarista que pone la lavadora con el abrigo puesto mientras le abre la puerta al gato con la otra, sosteniendo el correo con la barbilla y apartándome del cubo de basura con el pie.

- Mamá es esa maga que puede hacer desaparecer lágrimas con un beso.

- Mamá es esa Taekondista forzuda capaz de hacer tichigui a cualquiera por defender a sus criaturas de 0 a 50 años, y coger en un solo brazo mis 15 kilos mientras con el otro entra al carro lleno de compras.

- Mamá es esa campeona de atletismo capaz de llegar en décimas de segundo de 0 a 100 para evitar que me descuerne por las escaleras.

- Mamá es esa heroína que vence siempre a mis pesadillas con una caricia.

- Mamá es esa señora con el pelo de dos colores, que dice que en cuanto tenga otro huequito, sólo otro, va a la pelu.

- Mamá es ese cuenta cuentos que lee e inventa las historias más divertidas sólo para mí. - Mamá es esa cheff que es capaz de hacerme una cena riquísima con dos tonterías que quedaban en la nevera porque se le olvidó comprar, aunque se quede ella sin cenar.

- Mamá es ese médico que sabe con sólo mirarme si tengo fiebre, cuánta, y lo que tiene que hacer.

- Mamá es esa economista capaz de ponerse la ropa de hace cientos de años para que yo vaya bien guapo. - Mamá es esa cantante que todas las noches canta la canción más dulce mientras me acuna un ratito - Mamá es esa payasa que hace que me tronche de risa con solo mover la cara.

- Mamá es esa sonámbula que puede levantarse dormida a las 4 de la mañana, mirar si me he hecho pis, cambiarme el pañal, darme jarabe para la tos, un poco de agua, ponerme el chupete, todo a oscuras y sin despertarse.

- Mamá es aquella mujer que jamás se dió cuenta que envejecia por ver a sus hijos realizarse, llorando de noche por que ya tienen alas y dentro de poco dejará el nido para buscar otro, y de día sonrie por ver que los hijos no tengan remordimientos en dejarla por que ella se siente felíz.

¿La ves? Es aquélla, la más guapa, la que sonríe.

jueves, 7 de junio de 2012

ESPAÑISTAN

El humorista gráfico Aleix Saló ha creado un cómic llamado 'Españistán' que satiriza la crisis económica en la que se ve sumida España.

martes, 5 de junio de 2012

El alma no tiene color

Buenísima canción para tratar el racismo, en este caso se refiere a la etnia gitana.



No reparéis en que soy moreno
porque el sol me miró,
que me parieron de carne y hueso, nací varón.

Soy de mi tierra y mía es ella
y si me apuran soy extranjero, como lo somos todos.
Yo soy de carne, no soy de hierro.

Soy corazón con mis defectos.
Como cualquiera, nadie es perfecto
y si me hieren, también lo siento.

No reparéis en que soy moreno
porque el sol me miró.
No sea objeto de tu desprecio mi condición.
En mi universo todo es diverso,
lo digo tal como yo lo siento, como lo siento

El corazón es un indefenso
y hacerle daño no tiene precio.
Nadie sabe como me siento, como me siento.

Yo soy de carne, no soy de hierro.
Soy corazón con mis defectos.
Como cualquiera, nadie es perfecto
y si me hieren, también lo siento.

No me pongas límites.
Es injusto y cruel,
que me duele, que me duele.

El alma no tiene color y no quiero
juzgar y pintarla de rabia
de tanto viejo pensamiento.

Yo soy de carne, no soy de hierro.
Soy corazón con mis defectos.
Como cualquiera, nadie es perfecto
y si me hieren, también lo siento

domingo, 3 de junio de 2012

El grano de café


Una hija se quejaba a su padre acerca de su vida y como las cosas le resultaban tan difíciles.  No sabía como hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.

Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. 



Las dejo hervir sin decir palabra. La hija espero impacientemente, preguntándose que estaría haciendo su Padre.

A los veinte minutos el padre apagó el fuego; Sacó las zanahorias y las colocó en un recipiente. Sacó los huevos y los colocó en un plato.

Coló el café y lo puso en una taza. Mirando a su hija le dijo:
“Querida; ¿Que ves?”  “Zanahorias, huevos y café; fue su respuesta.


La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias.
Ella lo hizo y notó que estaban blandas. 
Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Al sacarle la cáscara, observó que el huevo estaba duro.
Luego le pidió que probara el café?. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.


Humildemente la hija preguntó: “¿Que significa esto, Padre?”
El le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente.

La zanahoria llegó al agua fuerte, dura. Pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer.
El huevo había llegado al agua frágil. Su cáscara fina protegía su interior líquido. Pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido.
Los granos de café? sin embargo eran los únicos. Después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.


“¿Cual eres tú?”, le preguntó a su hija. “Cuando la adversidad llama a tu puerta”, ¿cómo respondes? “Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café?”

Y cómo eres tú: “Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza?

“Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable? Posees un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, un divorcio o un despido te has vuelto duro y rígido?  Por fuera te ves igual, pero “Eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecido? 

 “O eres como un grano de café? ¿El café? cambia al agua hirviendo, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor. Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor tu reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren.

¿Como manejas la adversidad?

¿Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café?

sábado, 2 de junio de 2012

Las dos piedras

Había una vez, en un pequeño pueblo, un granjero a quien no le alcanzaba el dinero para devolver una importante suma de dinero que le había sido prestada por un viejo muy feo y muy antipático. 

Como el granjero tenía una hija muy linda que despertaba todas las ansias del prestamista, éste último le propuso un trato.

Le dijo que le perdonaba su deuda si él le daba a su hija en matrimonio. Tanto el granjero como su hija quedaron horrorizados con esta propuesta.
 
Entonces el viejo prestamista varió un poco su propuesta sugiriendo que fuera el azar quien determinara si la propuesta iba o no iba. 

Les dijo que iba a colocar una piedra blanca y una piedra negra dentro de una bolsa vacía. La chica debía sacar una de las piedras sin ver cuál estaba sacando de la bolsa.
Si sacaba la piedra negra, se casaría con el viejo prestamista y la deuda de su padre se consideraría pagada.

Si sacaba la piedra blanca, no tendría que casarse con el viejo. Pero, para hacer atractiva esta manera de tomar la decisión, la deuda de su padre también en este caso quedaría perdonada.
Por el contrario, si ella rehusaba entrar en este juego, su padre sería inmediatamente enviado a la cárcel.

Siempre hablando, el viejo prestamista se agachó para recoger las dos piedras.
La chica, que tenía el ojo rápido, se dio cuenta que el viejo había recogido dos piedras ambas negras y las había puesto rápidamente dentro de la bolsa. Pero ella no dijo nada.

A continuación, el viejo prestamista le pidió a la chica que tomara una de las piedras que estaban dentro de la bolsa. 

Todo ello había tenido lugar en el pequeño camino que lleva a la puerta de la casa del granjero, que estaba recubierto por piedras blancas y negras.
Imagina por un instante tu que estás leyendo esta historia ¿que hubieras hecho si hubieras estado ahí? ¿Qué le habrías aconsejado a la chica ?

Si analizamos bien la situación, hay 3 posibilidades:
1) La chica debería negarse a sacar una piedra.
2)la chica debería sacar las dos piedras negras de la bolsa y demostrar así que el viejo había hecho trampa.
3) la chica debería sacar la inevitable piedra negra y sacrificarse casándose con este viejo repulsivo para evitar la prisión de su padre

Tómate un momento para reflexionar sobre esta situación Y no te precipites.

El dilema de la chica parece que no puede resolverse de manera equitativa: si acepta la propuesta, pierde inevitablemente su felicidad; pero si la rechaza denunciando la trampa, su padre va inevitablemente a la cárcel.

Piensa en las conseceuncias de cada una de las tres opciones posibles. ¿Entonces, ¿que habrías hecho tú? Reflexiona antes de leer la solución...

Pues bien, esto es lo que la chica hizo:
Ella metió la mano en la bolsa y sacó una cualquiera de las piedras, pero de inmediato la dejó caer al suelo sin que nadie hubíera tenido tiempo de verla, y se disculpó asustada. 

Esta piedra se confundió inmediatamente con los cientos de piedras negras y blancas que formaban el camino de entrada a la casa.

-Ay, qué torpe soy!, exclamó la chica. ¿Cómo puede pasarme algo así? Pero, no importa, prosiguió rápidamente. Todo tiene solución.

Se puede saber cuál es la primera piedra que saqué, sacando la que queda en la bolsa. Porque si la que queda es blanca, habré sacado la negra y si la que queda es negra, habré sacado la blanca. ¿No es así? 

Le pidió al viejo prestamista que sacara la que quedaba y era negra…
Por consiguiente, la primera piedra que sacó la chica no podía ser sino blanca. 
Y como el viejo prestamista no se atrevió a confesar su trampa, la chica transformó una situación que parecía imposible en un desenlace muy ventajoso para ella y para su padre.

Moraleja de esta historia:

Existe une solución para la mayor parte de los problemas complejos. El problema se presenta porque no sabemos ver las cosas desde el ángulo adecuado.El cerebro puede ser llenado con pensamientos positivos y con decisiones sabias. 

No te olvides! Busca él ángulo adecuado.



Edward de Bono.

"Pensar Bien".

viernes, 1 de junio de 2012

Bolsa de clavos

Os dejo un cuento que ya leí hace mucho tiempo, pero que mi profesor de Psicología ha rescatado de mi memoria, seguro que os gusta.


Esta es la historia de un muchachito que tenía muy mal carácter.

Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia,
debería clavar un clavo detrás de la puerta.

El primer día, el muchacho clavó 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas
que siguieron, a medida que él aprendía a controlar su genio, clavaba cada
vez menos clavos detrás de la puerta.

Descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos detrás de la puerta. Llego el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día.

Después de informar a su padre, este le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter. Los días pasaron y el joven pudo anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta...

Su padre lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta. Le dijo: "has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca más será la misma.

Cada vez que tú pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves.”